Nunca lo hubiera pensado, ser el dueño de un perro, no cabe duda que estoy cambiando mucho en estos días. Desde hace poco más de una semana, somos los dueños de un cachorro labrador; juguetón, travieso, inquieto, tragón... y todos los calificativos que se pueden poner a un perro de esta raza. Ha sido una experiencia muy interesante, verme de pronto asistiendo con él a las consultas veterinarias, estando pendiente de sus fechas, su tratamiento, jugando con él y tratando de entrenarlo. Creo que acabo más cansado yo que él, pero ha sido bueno. Crece día con día y se que voy a requerir de toda mi energía para poder entrenarlo como es debido, mientras tanto lo estoy disfrutando mucho. No ha sido fácil, hay que estar limpiando constantemente, atendiendolo, estar pendiente de sus horarios de comida, jugar con él, etc. Pero cuando se queda en casa y yo estoy trabajando, me doy cuenta de que lo extraño.
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